viernes, 13 de mayo de 2011

Sin Jefe la Vida es Más Sabrosa!


sin jefe la vida es mas sabrosa¡Mi jefe está de viaje, qué felicidad! No estará el día entero respirándome en la nuca.
Inmediatamente me doy a la tarea de planificar el ocio, pero me detengo. Un pensamiento me invade: ¡el ocio espontáneo es más divertido! Amén.
Ya me veo llamando a mis panas, actualizando mi facebook,  comiendo bolones de chicharrón. Justo cuando me dispongo a perseguir tan nobles causas, del cielo me cae un ladrillo: “y todo lo que hagáis, hacedlo como para el Señor y no para los hombres”. ¡Pum!
-          ¡Qué pasó Señor, pensé que estabas de mi lado!
-          Lo estoy
Siento el jalón de orejas y reculo. O sea, doy marcha atrás. Hacedlo como para el Señor… Quien haya puesto eso en La Biblia, no conoció a mi jefe.
-          Yo soy tu jefe. Y quien hace algo por otros, por mí lo hace.”
-          ¡Pum! Ok Señor, tú mandas.
Con un suspiro profundo, reanudo mi labor. O sea, la labor por la que me pagan.
Siempre he pensado en mí como un buen profesional, responsable y cumplidor. Pero mi jefe actual realmente me las hincha. Ir al trabajo diariamente es como andar el calvario después del desayuno. No sé qué hago allí; a veces mi principal tarea es escuchar a mi jefe hablar bien de sí mismo.
Un par de llamadas y media hora después, estoy cansado; hoy no tengo ganas de trabajar. Realmente es aburrido ganarte la vida con algo que no te gusta. No es que no me guste, es que no creo en esto; pienso que es superfluo, que el beneficio que se logra para los demás es mínimo. Me gustaría dedicarme a algo que realmente beneficie a mis hermanos, y me llene. Hablando de eso, ya me dio hambre; miro la hora: diez treinta. No es hambre, es hastío.

Entre hablar con mis dedos, bajar música tropical y revivir los 50 mejores goles de Messi en YouTube, se me fue el día. Es que, ¡qué manera de jugar! Es verdad lo que dice Jorge Barraza, deberían darle el balón de oro todos los años.
De pronto caigo en la cuenta de lo que he hecho. He desperdiciado mi día, uno que jamás volverá. He fallado en mi trabajo, pude haber demostrado profesionalismo, pero no. Y lo más importante, le fallé a mi Padre. Al holgazanear, holgazaneé en su obra, ya que todo debe ser hecho como para El. Comienzo a sentirme mal.
Hoy fallé. Papá me dio indicaciones, y no las seguí. Así de fácil he pecado. Esto no es lo que El quiere para mí; ¿cómo puedo predicar con mi vida si mis acciones no están a la altura del Dios vivo? Si hoy les hablara de El a mis compañeros, se preguntarían el cómo puedo hablarles de un Rey poderoso, Dios de lo imposible, mientras a mí no me es posible trabajar sin supervisión. He tirado al traste mi oportunidad de hablarles de Papá, y seguro deberé pasar mucho tiempo obrando responsablemente para tener credibilidad espiritual otra vez. Se me cae la cara. ¿Es a esto a lo que le llaman dar mal testimonio? Qué feo se siente.
Las cosas buenas vienen en combo, al menos hoy las malas parecen no hacerlo igual. Son las cinco, hora de salir; preparo mis cosas y me dirijo a la puerta. Hoy comencé el día tan bien, y ahora no lo imagino peor. Al menos es viernes. No puedo pensar en nada mejor que llegar a casa, darme una ducha y hablar con Papá, pedirle perdón, decirle que me esforzaré más en ser como El…
Riiiing!!! Mi teléfono suena y me sacudo. Miro la pantalla y veo una coqueta fotito: es Sambita.
Qué quién es??? Es Jezabel, es Belzebú, es mi pasado acechante.
Es la Tentación...
Señor, y ahora qué hago?

(Continuará...)

1 comentario:

  1. Jajajajaja XD que es esto... que me has estado espiando en mi trabajo??? a excepción de lo de la tal "sambita"!!!! todo es muy parecido jajajaja... el que esté libre de este pecado que lance la primera piedra.....

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